10.02.2017
El New Look de Dior se hizo instantáneamente popular entre la clientela de la alta costura, y la clase media lo siguió rápidamente. Las mujeres de Europa y Estados Unidos acudían a los salones y pedían a las costureras que emularan el estilo de Dior por una fracción del precio de la alta costura. Para mantenerse a la vanguardia, Dior cambia su estilo cada año: Su colección de otoño de 1948 acentúa el escote y juega con los bordados.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el New Look pretendía revivir las fastuosas modas del siglo XIX y de la Belle Époque francesa. En 1949, Dior dejó claro su propósito con una colección de otoño inspirada en la mitología romana para la que embelleció los vestidos con pétalos ombré, lentejuelas, pedrería y perlas. El vestido «Junon» sigue siendo copiado por varios modistos hasta el día de hoy.
A principios de los años 50, el estilo de Dior sufre una cierta transformación. Inspirándose cada vez más en los esmóquines masculinos y en sus numerosos viajes a Estados Unidos, concibe una silueta más estilizada y modesta para su colección de primavera de 1950, aunque algunos estilos siguen manteniendo los volúmenes característicos del New Look.
La ligereza y la sencillez recién encontradas definen las colecciones de Dior en 1951, aunque nada es realmente sencillo cuando se trata de alta costura. Ese año, Dior sustituye la sastrería estricta por los drapeados fluidos, pero el escote, por ejemplo, se construye mediante un elaborado sistema de hilos invisibles para mantener su forma
Cuando Dior no trabajaba en sus ateliers de París, acudía a su ciudad natal de Granville, Francia, donde se dedicaba a la jardinería. Su entusiasmo por la horticultura dio lugar a las colecciones de 1953, inspiradas en las flores, con looks en su mayoría monocromáticos y de dimensiones voluptuosas que liberaban de nuevo el cuerpo.
«H es de horrible o celestial», escribió un periodista sobre la silueta de la línea H de Dior, la controvertida forma entallada con un corte recto y estrecho que cae hasta la rodilla o justo por debajo de ella, que se introdujo en su colección de primavera de 1954. Sin embargo, muchas mujeres americanas adineradas acudieron a París para comprar Dior ese año, por lo que equilibró el acto con vestidos glamurosos para las debutantes y sus madres.
Un cambio de estilo fue evidente en Dior a mediados de los años 50. La ropa de diario se volvió casi minimalista, inspirándose de nuevo en el vestuario masculino, y la ropa de noche se compuso con soltura. Sustituyó las subestructuras rigurosas por construcciones casi arquitectónicas, modeladas a mano, pero eso no significó que sus creaciones perdieran nada de su opulencia.
El cambio en el trabajo de Dior fue, sin duda, provocado por su nuevo primer asistente, el joven Yves Saint Laurent, contratado en 1955. Desde entonces, Dior comenzó a alejarse de la línea New Look. Los cortes se volvieron más cuadrados, ignorando el busto, la cintura y las caderas. Sin embargo, como se aprecia en este vestido de 1956, la demanda de las piezas clásicas de Dior seguía siendo enorme.
El 4 de marzo de 1957, Christian Dior se convierte en el primer modisto que aparece en la portada de la revista «Time». En sólo 10 años, Dior se convirtió en una autoridad de la moda. Tras su repentina muerte ese mismo año, Saint Laurent fue nombrado su sucesor y, a pesar de su corta estancia, inyectó a la casa el espíritu joven, lo que permitió a la marca una transición suave hacia los Swinging Sixties.
Sólo dos años después del final de la Segunda Guerra Mundial, el modisto francés presentó una colección que simbolizaba no sólo un alejamiento de los estilos anteriores, sino el comienzo de una nueva sociedad.
«¡Es toda una revolución, querido Christian! Tus vestidos tienen un aspecto tan nuevo». Carmel Snow, antigua redactora jefe de la edición americana de «Harper’s Bazaar», pronunció estas palabras tras el primer desfile de Dior en París, el 12 de febrero de 1947. Y nació la leyenda.
Después del período de guerra de los atuendos utilitarios y de la austeridad vestimentaria, quizá nada se sintiera más nuevo que la visión de Dior. Su primera colección rechazó el rumbo moderno del vestir establecido en los años 20 y 30, que pretendía liberar a la mujer de los restrictivos volúmenes esculturales y los corsés de la moda de principios del siglo XX. En su lugar, presentó una imagen de feminidad radical, lograda mediante chaquetas ajustadas con caderas acolchadas, cinturas pequeñas y faldas en forma de A.
Dior se convirtió en la nueva estrella de la alta costura parisina y transformó casi instantáneamente el vestuario de la mujer contemporánea. El «New Look», nombre con el que el estilo de Dior acabó pasando a la historia, apelaba fuertemente al estado de ánimo nostálgico de la sociedad de posguerra.
Dior no quería crear ropa de uso cotidiano para la mujer pragmática del siglo que avanza rápidamente, sino vender un sueño de los buenos tiempos, cuando las mujeres podían permitirse ser extravagantes y deliberadamente glamurosas. El New Look fue un redescubrimiento de la prosperidad, y las mujeres de todas las generaciones y clases sociales lo adoptaron felizmente.
Las feministas protestaron contra él
Sin embargo, no todo el mundo estaba encantado con los acolchados de las caderas, los drapeados, los pliegues, los adornos y otras exageraciones propuestas por Dior. Se trata, en efecto, de ideas regresivas, y muchos critican con razón a Dior por arrebatar a las mujeres la independencia recién alcanzada, atándolas con corsés y obligándolas a llevar de nuevo faldas largas.
«¡Aborrecemos los vestidos hasta el suelo! Mujeres, uníos a la lucha por la libertad en la forma de vestir», rezaban las pancartas del Little-Below-the-Knee Club que organizó una protesta contra el New Look en Chicago.
Los diseñadores de moda estadounidenses, que abrazaban las siluetas modestas y elegantes y cuyo negocio estaba floreciendo durante la guerra, también se sintieron horrorizados por el diseño de Dior. Coco Chanel, la estrella de la moda de antes de la guerra, llegó a comentar burlonamente que «¡Dior no viste a las mujeres, las tapiza!»
Christian Dior colocando un vestido a la actriz estadounidense Jane Russell, en 1954
Fuegos artificiales para sustituir a las bombas
«Lo que se anunciaba como un nuevo estilo no era más que la expresión genuina y natural del tipo de moda que yo quería ver. Sucedió que mis inclinaciones personales coincidieron con el estado de ánimo general de la época y se convirtieron en la consigna de la moda. Era como si Europa se hubiera cansado de lanzar bombas y ahora quisiera lanzar algunos fuegos artificiales», escribió una vez Dior.
Los sociólogos e historiadores que han analizado los primeros años posteriores a la Segunda Guerra Mundial están de acuerdo. Los largos dobladillos y las enaguas hechas con metros de tela eran una señal del fin de las restricciones gubernamentales sobre los materiales, mientras que la vuelta de los corsés señalaba el regreso de las mujeres de las oficinas, los hospitales y las fábricas de municiones a los hogares. En los años 30, las mujeres de la clase media y alta llevaban básicamente los mismos atuendos debido a la Gran Depresión. Por el contrario, después de la Segunda Guerra Mundial, los exclusivos y fastuosos trajes de Dior ofrecían un símbolo de la nueva sociedad dividida. La prematura muerte de Christian Dior en 1957 anunció una era diferente, obsesionada con la rebeldía juvenil más que con la alta burguesía. A principios de los años 60, el New Look casi desaparece de la colección de la casa Dior y de sus epígonos. Sin embargo, su resurgimiento se produjo en los años 90, cuando una oleada de jóvenes diseñadores de moda decidió deconstruir la historia de la moda y apropiarse de ella para su época.
En la actualidad, el New Look vuelve a reinar en la pasarela: Thom Browne, Miuccia Prada o J. W. Anderson son algunos de los muchos nombres que han actualizado recientemente el estilo característico de Dior para principios del siglo XXI.