Parece bastante sencillo: un animal siente sed, bebe un poco de agua, deja de sentir sed. Aunque esta secuencia de acontecimientos tan poco llamativa es probablemente familiar para cualquiera de los miles de millones de animales que pueblan la Tierra, los científicos sólo ahora están acercándose a los circuitos neuronales que traducen la falta de agua en el cuerpo en la ineludible necesidad de beber.
La parte del cerebro que detecta y regula el equilibrio hídrico interno del cuerpo se llama lámina terminal. Tiene tres subregiones conectadas: el órgano subfornical (OFS), el organum vasculosum lamina terminalis (OVLT) y el núcleo preóptico medio (MnPO).
Investigaciones recientes en ratones han demostrado que la deshidratación desencadena la actividad del SFO, que a su vez activa el MnPO, que parece instigar el comportamiento de beber. Cuando los niveles de líquido del cuerpo vuelven a la normalidad, la MnPO envía una señal de vuelta al SFO que hace desaparecer la sed. Al estimular y desactivar ciertas neuronas en estas partes del cerebro, los investigadores confirmaron el vínculo.
La imagen superior muestra neuronas excitadas en el MnPO en respuesta a la deshidratación.