ORÍGENES TEÓRICOS DEL CONCEPTO DE ENCLAVE ÉTNICO

BIBLIOGRAFÍA

El término enclave étnico apareció por primera vez en la literatura sociológica contemporánea en 1967 (Hanna y Hanna 1967). Sin embargo, se atribuye a Alejandro Portes y sus colegas (Portes y Bach 1985; Portes y Manning 1985; y Portes y Stepick 1985; pero véase también Model 1985) el desarrollo teórico del concepto y su incorporación a la vanguardia de nuestra comprensión de las experiencias en el mercado laboral de los trabajadores marginados, especialmente los inmigrantes. Una revisión de la bibliografía muestra que, si bien el concepto de enclave étnico ganó popularidad durante el período 1985-1994, siguió recibiendo atención en el período 1995-2005.

ORÍGENES TEÓRICOS DEL CONCEPTO DE ENCLAVE ÉTNICO

Los orígenes del concepto de enclave étnico se remontan a la perspectiva del mercado laboral segmentado (Sanders y Nee 1987), que es una extensión de la teoría de la economía dual (Averitt 1968; Galbraith 1971). Según esta perspectiva, el mercado laboral está segmentado en las sociedades capitalistas avanzadas en al menos dos mercados laborales (Edwards 1975; Gordon 1972). Los mercados laborales primarios se caracterizan por unas condiciones de trabajo estables, unos salarios elevados, unas especificaciones de cualificación escasas, unos mercados laborales internos y unos rendimientos elevados de las inversiones en capital humano para los trabajadores. Por el contrario, los mercados laborales secundarios se caracterizan por sus elevadas tasas de rotación, bajos salarios, escasa cualificación, falta de oportunidades de promoción y menor rendimiento del capital humano. Dado que el capitalismo avanzado requiere un flujo continuo de mano de obra poco remunerada y relativamente poco cualificada para cubrir puestos de trabajo no deseados (Burawoy 1976; Piore 1979; Sassen-Koob 1978), las minorías, las mujeres y los inmigrantes se agrupan de forma desproporcionada en los mercados laborales secundarios (Light y Gold 2000; Sanders y Nee 1987; Tolbert et al. 1980).

Sin embargo, Kenneth Wilson y Portes (1980) cambiaron el enfoque de los enclaves «étnicos» a los «inmigrantes» en una de las primeras recalibraciones del concepto de enclave étnico. Posteriormente, Portes definió la economía de enclave como la de «grupos de inmigrantes que se concentran en una ubicación espacial distinta y organizan una variedad de empresas que sirven a su propio mercado étnico y/o a la población general. Su característica básica es que una proporción significativa de la mano de obra inmigrante está empleada en empresas propiedad de otros inmigrantes» (1981, p. 291).

Por tanto, el concepto de «enclave inmigrante» de Portes (1981) tiene dos características: (1) una masa crítica de empresas propiedad de inmigrantes que emplean a una masa crítica de trabajadores coétnicos; y (2) la agrupación espacial de las empresas. Aunque Portes y sus colaboradores (Portes y Jensen 1992; Portes y Bach 1985) han modificado la definición, ésta ha seguido básicamente la conceptualización general de los enclaves de inmigrantes.

El término economía de enclave étnico ha llegado a representar la ventaja económica de la agrupación de ubicaciones (Light y Gold 2000). Algunos sostienen que uno de los beneficios de los enclaves étnicos es la protección contra la discriminación (Portes y Bach 1985; Zhou 1992). En consecuencia, los enclaves étnicos permiten a los trabajadores de los grupos discriminados superar las barreras por las que son castigados en los mercados laborales convencionales. Como tal, el proceso de formación de enclaves étnicos compensa los déficits de fondo y la discriminación que los grupos étnicos encuentran en el mercado laboral general. Entre los ejemplos de grupos que han tenido éxito en los enclaves étnicos se encuentran los japoneses-estadounidenses a principios del siglo XX (Bonacich y Modell 1980) y los cubanos en el Miami contemporáneo (Portes y Jensen 1992).

Por el contrario, hay quienes sostienen que los enclaves étnicos se utilizan para mantener y hacer cumplir las condiciones de los talleres de explotación, incluidos los bajos salarios y las restricciones a la organización sindical (Sanders y Nee 1987). Además, los enclaves étnicos pueden alimentar el asistencialismo étnico paternalista, en el que los inmigrantes que dependen de la ayuda del parentesco o del grupo étnico en la fase inicial de adaptación a la sociedad de acogida pueden verse atrapados en una red de obligaciones que interfieren en la búsqueda racional de oportunidades económicas (Li 1977). Además, mientras los trabajadores inmigrantes y de las minorías estén restringidos a los enclaves étnicos, los empresarios pueden beneficiarse del excedente de mano de obra barata (Schrover 2001) e impedir la movilidad ascendente al restringir la acumulación de habilidades (por ejemplo, el dominio del inglés) para competir en los mercados laborales generales (Sanders y Nee 1987). De hecho, en un estudio sobre los inmigrantes cubanos y chinos, Jimmy Sanders y Victor Nee (1987) observaron que las recompensas económicas positivas del enclave étnico sólo se aplican a los empresarios, pero no a sus trabajadores.

En resumen, los inmigrantes, y sus homólogos nativos en menor medida, participan en enclaves étnicos debido a su limitado capital humano, su exclusión de los mercados laborales generales y como mecanismo de protección frente a la discriminación. Sin embargo, no hay acuerdo sobre los beneficios de estos enclaves étnicos, sobre todo a la luz de las características que a menudo se asocian a ellos -condiciones de trabajo inseguras, salarios bajos, sobre todo para los trabajadores de base, sobrecarga de obligaciones de los trabajadores, y atrapamiento de los trabajadores que impide su adquisición de los recursos de capital humano necesarios para obtener mayores recompensas económicas.

VEA TAMBIÉN Asimilación; Empresas étnicas; Inmigrantes en Norteamérica; Redes

BIBLIOGRAFÍA

Averitt, Robert T. 1968. La economía dual: La dinámica de la estructura de la industria americana. Nueva York: Norton.

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M. Cristina Morales

Rogelio Sáenz

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