En el verano de 1946, Alec Ramsey viaja en un barco de vapor frente a la costa del norte de África, donde ve a un semental negro salvaje que es obligado a entrar en un establo improvisado y que está fuertemente sujeto con cuerdas que conducen a su cabestro. Cautivado por el caballo, Alec se acerca a hurtadillas al caballo para darle de comer unos terrones de azúcar, pero es atrapado por el supuesto dueño del caballo, que le dice en árabe que se mantenga alejado de Shetan y empuja al chico.

Más tarde, en su litera, el padre de Alec le muestra sus ganancias de una partida de cartas y le da una navaja y una pequeña estatua de Bucéfalo, y le cuenta la historia de cómo Alejandro Magno se convirtió en el amo de Bucéfalo. Esa misma noche, Alec es expulsado de su litera; el barco se ha incendiado y ha empezado a hundirse. En medio del caos, Alec coge su cuchillo y se dirige hacia el semental negro y consigue liberarlo. El semental se lanza al mar. El propio Alec es arrojado por la borda por las olas. En el agua, nada hacia el semental y consigue agarrar las cuerdas de las ataduras del semental justo cuando el barco explota, dejándole inconsciente.

Alec se despierta en la orilla de una isla desierta y empieza a explorar. Encuentra al semental atrapado en sus ataduras con las cuerdas atascadas entre las rocas. Con su cuchillo, Alec consigue liberar al semental una vez más y éste huye. Durante un tiempo, los dos mantienen la distancia. Alec descubre medios para sobrevivir pescando peces y algas. Cuando Alec se enfrenta repentinamente a una cobra ojo a ojo, el Negro acude al rescate y mata a la serpiente, sólo para huir de nuevo.

En este momento, Alec decide intentar acercarse al caballo y ofrecerle algas. El hambriento semental se ve incapaz de resistirse, pero lucha visiblemente contra su desconfianza hacia los humanos. Finalmente, el hambre vence y acepta la oferta de Alec; su vínculo se ha sellado y los dos son ahora inseparables. Alec consigue incluso montar el caballo sin que se rompa, después de caerse muchas veces del caballo. Un día, un barco pesquero llega, rescatando tanto a Alec como al semental.

De vuelta a casa en América, Alec recibe una bienvenida de héroe. El Negro tiene un hogar temporal en el patio trasero de Alec, pero un basurero que no sabe que hay un caballo salvaje en el patio trasero es perseguido por el Negro, que sale corriendo por la calle después de ser asustado por un coche que pasa. Alec lo persigue por toda la ciudad, pero le pierde la pista. Al día siguiente, Alec se encuentra con Snoe (y Napoleón) que le dicen dónde está el Negro. Alec encuentra al semental en el establo de Henry Dailey, un jinete de carreras retirado, que aparentemente pasó toda la noche atrapando al Negro. Alec se las arregla para que el Negro se quede en el establo.

Cuando Alec se pregunta cuán rápido es el Negro, Alec y Henry deciden entrenar al Negro para el hipódromo, mientras Henry le enseña a Alec cómo ser un jinete. El Negro sorprende a Henry con su velocidad. Henry comienza inmediatamente a urdir un plan para que el Negro participe en la carrera de caballos entre los dos actuales campeones del país. Para ello, organiza una demostración secreta por la noche en la que la prensa puede ser testigo de su velocidad, manteniendo en secreto la identidad de Alec y del Negro. La noticia del caballo misterioso se difunde y el Negro es inscrito en la carrera. Sin embargo, la madre de Alec lo desaprueba, temiendo que su hijo corra un gran riesgo como jinete, antes de ceder y permitirle montar el caballo en la próxima carrera.

La carrera es el evento hípico más esperado del año. Antes de que los dos campeones y el Negro entren en la puerta de salida, el Negro se enzarza en una pelea con uno de sus oponentes, hiriéndole en la pierna. Alec no ve la herida hasta que está en la puerta. Al desmontar, suena la campana y los caballos se ponen en marcha. Alec intenta desesperadamente mantenerse sobre su caballo y tratar de detenerlo. Se queda atrás, pero el Negro no se detiene. Cuando Alec recupera el equilibrio, el Negro está en camino de alcanzar a sus oponentes. Alec anima ahora al Negro a correr tan rápido como pueda, recordando las salvajes cabalgadas en la isla, mientras lo alcanzan. El Negro finalmente gana por dos cuerpos.

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