La discriminación izquierda-derecha (LRD) se refiere a la capacidad de una persona para diferenciar entre la izquierda y la derecha. La incapacidad de diferenciar con precisión entre la izquierda y la derecha se conoce como confusión izquierda-derecha (LRC). Según una investigación realizada por John R. Clarke de la Universidad de Drexel, la CRL afecta aproximadamente al 15% de la población. Las personas que padecen LRC suelen poder realizar tareas cotidianas de navegación, como conducir según las señales de tráfico o seguir un mapa, pero pueden tener dificultades para realizar acciones que requieren una comprensión precisa de las órdenes de dirección, como los bailes de salón.

PrevalenciaEditar

Los datos relativos a la prevalencia de la LRC se basan principalmente en estudios de comportamiento, autoevaluaciones y encuestas. Gormley y Brydges descubrieron que en un grupo de 800 adultos, el 17% de las mujeres y el 9% de los hombres informaron de que tenían dificultades para diferenciar entre la izquierda y la derecha. Tales estudios sugieren que las mujeres son más propensas a la CRL que los hombres, y que las mujeres informan de tasas más altas de CRL tanto en la precisión como en la velocidad de respuesta.

Diferencias de sexoEditar

La prueba de discriminación izquierda-derecha de Bergen (BLRD) está diseñada para medir el rendimiento individual en la precisión de la CRL. Sin embargo, esta prueba ha sido criticada por incorporar tareas que requieren el uso de estrategias adicionales, como la rotación mental (RM). Dado que se ha demostrado que los hombres superan sistemáticamente a las mujeres en las tareas de RM, las pruebas que implican el uso de esta estrategia particular pueden presentar demandas cognitivas alternativas y conducir a una evaluación inexacta del rendimiento de LRD. Se diseñó una versión ampliada de la prueba BLRD para permitir la evaluación diferencial de las habilidades LRD y MR, en la que se crearon subpruebas con demandas altas o bajas de rotación mental. Los resultados de estos estudios no encontraron diferencias de sexo en el rendimiento de LRD cuando las demandas de rotación mental eran bajas. Otro estudio encontró que las diferencias de sexo en la discriminación izquierda-derecha existían en términos de la dificultad autodeclarada, pero no en la capacidad real evaluada.

Alternamente, los estudios centrados en la LRD como un fenómeno distinto de la RM concluyeron que hay diferencias de sexo presentes en la LRD. Los científicos controlaron las demandas de RM, los posibles efectos del ciclo menstrual y otras fluctuaciones hormonales, y determinaron que los mecanismos neurocognitivos que apoyan el DRL son diferentes para hombres y mujeres. Esta investigación reveló que la activación del parietal inferior y de la circunvolución angular derecha se correlacionaba con el rendimiento de LRD tanto en hombres como en mujeres. Las mujeres también demostraron una mayor activación prefrontal, pero no mostraron una mayor activación bilateral. Además, no se encontró ninguna correlación entre la precisión del LRD y la activación cerebral, o entre la activación cerebral y el tiempo de reacción, para ninguno de los dos sexos. Estos resultados indican que existen diferencias de sexo en los mecanismos neurocognitivos que subyacen al rendimiento de la LRD; sin embargo, los hallazgos no sugirieron que las mujeres sean más propensas a la LRC que los hombres.

Adquisición y comparaciónEditar

Los humanos están constantemente tomando decisiones sobre las relaciones espaciales; sin embargo, algunas relaciones espaciales, como izquierda-derecha, se confunden comúnmente, mientras que otras relaciones espaciales, como arriba-abajo, arriba-abajo y delante-detrás, rara vez, o nunca, se confunden. La capacidad de categorizar y compartimentar el espacio es una herramienta esencial para navegar por este mundo tridimensional; una capacidad que se ha demostrado que se desarrolla en la primera infancia. La capacidad de los niños para relacionar visualmente los elementos de arriba y abajo y de izquierda a derecha parece disminuir en la primera infancia, ya que la adquisición del lenguaje puede complicar el etiquetado verbal. Los niños aprenden a discriminar verbalmente las relaciones arriba-abajo alrededor de los tres años, y aprenden las etiquetas lingüísticas izquierda-derecha entre los seis y los siete años; sin embargo, es posible que estas clasificaciones sólo existan en el contexto lingüístico. En otras palabras, los niños pueden aprender los términos de izquierda y derecha sin haber desarrollado una representación cognitiva que permita la aplicación precisa de tales distinciones espaciales.

Las investigaciones tratan de explicar la actividad neural asociada a la discriminación izquierda-derecha, intentando identificar las diferencias en la codificación, consolidación y recuperación de las relaciones izquierda-derecha frente a las de arriba-abajo. Un estudio descubrió que los patrones de actividad neural para las distinciones izquierda-derecha y arriba-abajo están representados de forma diferente en el cerebro, lo que lleva a la teoría de que estos juicios espaciales se apoyan en mecanismos cognitivos separados. En los experimentos se utilizó la magnetoencefalografía (MEG) para registrar la actividad neural durante una tarea no verbal informatizada, examinando las diferencias izquierda-derecha y arriba-abajo en la codificación y la memoria de trabajo. Los resultados mostraron diferencias en los patrones de actividad neural en el cerebelo derecho, la circunvolución temporal superior derecha y la unión temporoparietal izquierda durante la fase de codificación, e indicaron una actividad neural diferencial en las regiones parietal inferior, temporal superior derecha y cerebelo derecho en las pruebas de memoria de trabajo.

El papel de la distracciónEditar

Aunque algunos individuos pueden tener más dificultades con la LRD que otros, se ha demostrado que discriminar entre la izquierda y la derecha ante la distracción perjudica incluso la capacidad del individuo más competente para diferenciar con precisión entre ambas. Esta cuestión es especialmente importante para los estudiantes de medicina, los médicos y los profesionales de la salud, ya que la distracción en el lugar de trabajo y la inexactitud de la LRD pueden tener graves consecuencias, como errores de lateralidad y cirugías por el lado equivocado. Los errores de lateralidad en el campo de la aviación también pueden conducir a resultados igualmente devastadores, por ejemplo, provocar un gran accidente aéreo.

La distracción tiene un impacto significativo en la precisión del LRD, y el tipo de distracción puede alterar la magnitud de estos efectos. Por ejemplo, la distracción cognitiva, que se produce cuando un individuo no está directamente concentrado en la tarea que está realizando, tiene un efecto más profundo en el rendimiento de la LRD que la distracción auditiva, como la presencia de ruido ambiental continuo. Además, en el ámbito de la atención sanitaria, se ha observado que la rotación mental está a menudo implicada en la realización de distinciones izquierda-derecha, como cuando un médico está mirando a su paciente y debe ajustarse a las relaciones izquierda-derecha opuestas.

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