La verdad se realiza a menudo a través del equilibrio, que se encuentra en el punto medio entre los extremos opuestos, una realidad que Fromm abrazó al desarrollar su teoría del inconsciente. Fromm mezcló las ideas de Freud y Marx, creando un compromiso entre el énfasis freudiano en el inconsciente, las pulsiones biológicas, la represión, etc. (la creencia de que el carácter está determinado por la biología), y la creencia de Marx de que las personas son un producto de su sociedad (en particular de los sistemas económicos de la misma).
Sin embargo, la teoría de Fromm no era una mera derivación; añadió el concepto revolucionario de libertad a estos sistemas deterministas, otorgando a las personas la capacidad de trascender los diversos determinismos descritos por Freud y Marx. Para Fromm, la libertad era un elemento central de la naturaleza humana.

Los humanos, según Fromm, en realidad intentan escapar de esta libertad a través de las siguientes formas:

  1. Autoritarismo. La libertad, a pesar de su promesa de excitación, es también una perspectiva solitaria; la verdadera libertad está asociada a no tener ningún compromiso, ni nada que perder: está marcada por una profunda separación. Por ello, no es de extrañar que intentemos escapar de esta libertad fusionándonos con los demás. Una de las formas más primitivas de hacerlo es formando parte de un sistema autoritario, ya sea sometiéndose a él (uniéndose a una estructura existente) o convirtiéndose en autoritario (aplicando la estructura a los demás). Independientemente del método elegido, el resultado es el mismo: se escapa de la identidad propia.

Fromm utilizó los términos masoquismo y sadismo para denotar las versiones extremas del autoritarismo, y observó que el sádico, sin importar su poder aparente, se siente tan obligado a actuar su papel como el masoquista, y por lo tanto no es libre de elegir sus acciones.

Sin embargo, el autoritarismo no se limita en absoluto a las dictaduras y otros ejemplos extremos; se encuentran versiones suaves del mismo en muchos lugares; pensemos en la relación entre estudiantes y profesores, por ejemplo: Los estudiantes buscan una estructura, y el profesor se ciñe a sus notas. Por muy inofensiva y natural que pueda parecer esta interacción, para los estudiantes es un medio de evitar cualquier responsabilidad por su aprendizaje, y para el profesor es una forma de evitar las cuestiones reales, desafiantes y quizás controvertidas de su campo.

  1. Destructividad. Los autoritarios responden a una existencia dolorosa borrándose a sí mismos a través de los sistemas en los que habitan; los destructores, por el contrario, tratan de borrar el mundo que les rodea para que no pueda causar dolor. Muchos actos aparentemente aleatorios de brutalidad, vandalismo, humillación, crimen, terrorismo, etc., pueden explicarse por esta forma de escapar de la libertad.

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