Las personas con diabetes tipo 1 corren un mayor riesgo de padecer problemas de salud mental, como la angustia por la diabetes, la depresión, la ansiedad y los trastornos alimentarios. Sin embargo, todos estos son trastornos tratables. Es importante que preste atención a sus sentimientos acerca de tener diabetes o de cuidar a alguien que tiene diabetes. Hable con su médico, con su educador en diabetes o con cualquier persona con la que se sienta cómodo en su equipo de atención a la diabetes. Ellos pueden ayudarle a ponerse en contacto con la atención de salud mental, ya sea con un consejero, un terapeuta, un psiquiatra o un trabajador social. Tener apoyo para vivir con la diabetes es esencial. A veces, hablar con un amigo con diabetes también puede ser útil.
Apoyo
El apoyo emocional, aunque no se suele tener en cuenta inicialmente, desempeña un papel fundamental en el cuidado de la diabetes. Conectarse con otras personas que viven con diabetes y que entienden el trabajo diario de contar carbohidratos, medirse la glucosa en sangre varias veces al día y lidiar con los diversos altibajos (tanto físicos como emocionales) de la vida con diabetes puede marcar la diferencia.
Hablar con personas que «lo entienden» es importante, y nuestra Comunidad en línea ofrece un lugar para que las personas que viven y están afectadas por la diabetes encuentren ese apoyo. Nuestro programa Family Link pone en contacto a los padres de niños con diabetes tipo 1.
Cuidar de su salud mental
El seguimiento de los niveles de glucosa en sangre, la dosificación de las insulinas, la planificación de las comidas y el cuidado de sus necesidades físicas son vitales. Es mucho trabajo y puede ser emocionalmente agotador. Es normal estar desanimado o cansado de controlar la diabetes. Pedir ayuda es un signo de fortaleza.
Mantener su salud mental y emocional es necesario para un buen control de la diabetes. Sentirse bien físicamente es más que la mitad de la batalla: sentirse bien consigo mismo le permite cuidarse.
Trate las emociones naturales como el estrés, la tristeza, la ira y la negación antes de que lleven a la depresión.
Visite el Directorio de proveedores de salud mental de la ADA.
Libro destacado: Diabetes Burnout: What to Do When You Can’t Take It Anymore es un libro interactivo que aborda los problemas emocionales que contribuyen a un mal control glucémico y proporciona orientación para superar las barreras que impiden un buen autocuidado.
- La ira-La diabetes es el caldo de cultivo perfecto para la ira.
- La negación-La negación es esa voz interior que repite: «Yo no». La mayoría de las personas pasan por esto cuando se les diagnostica por primera vez.
- Depresión-Los estudios demuestran que las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de depresión que las personas sin diabetes.
Detectar la depresión
Detectar la depresión es el primer paso. Buscar ayuda es el segundo.
Si se ha sentido muy triste, decaído o deprimido, compruebe estos síntomas:
- Pérdida de placer: ya no le interesa hacer cosas que antes disfrutaba.
- Cambio en el patrón de sueño: tiene problemas para conciliar el sueño, se despierta a menudo durante la noche o quiere dormir más de lo habitual, incluso durante el día.
- Tarde para levantarse: se despierta antes de lo habitual y no puede volver a dormirse.
- Cambio en el apetito: come más o menos de lo que solía, lo que provoca un rápido aumento o pérdida de peso.
- Dificultad para concentrarse: no puede ver un programa de televisión o leer un artículo porque otros pensamientos o sentimientos se interponen.
- Pérdida de energía-Se siente cansado todo el tiempo.
- Nerviosismo-Siempre se siente tan ansioso que no puede quedarse quieto.
- Culpa-Siente que «nunca hace nada bien» y le preocupa ser una carga para los demás.
- Tristeza matutina-Se siente peor por la mañana que el resto del día.
- Pensamientos suicidas: siente que quiere morir o piensa en formas de hacerse daño.
- Si tiene tres o más de estos síntomas, o si tiene sólo uno o dos pero se ha sentido mal durante dos semanas o más, es hora de buscar ayuda.
La depresión puede tener un aspecto diferente en un adolescente. Los adolescentes que están deprimidos pueden tener:
- Disminución del rendimiento escolar
- Retirada de los amigos y de las actividades
- Enfado, agitación y/o irritabilidad.
También hay que tener en cuenta que la depresión puede estar relacionada con la edad y con acontecimientos vitales como la pérdida de un trabajo o de un ser querido. Los antecedentes familiares de depresión aumentan el riesgo, al igual que la baja autoestima y el escaso apoyo social.