La ética puede definirse como las normas bien fundadas y los principios fundamentales de un individuo. La ética se utiliza para determinar lo que está bien y lo que está mal, y suele dictar nuestro curso de acción en nuestra vida diaria.
Una buena ética laboral desempeña un papel importante a la hora de aportar beneficios a una empresa de muchas maneras. Por lo general, una ética sólida atrae a los clientes que aprecian los servicios honestos, lo que impulsará las ventas y los beneficios de la empresa. Tener una reputación respetable también ayuda a atraer a nuevos clientes y crea una mayor lealtad entre los clientes. En el caso de las empresas que cotizan en bolsa, tener un fuerte comportamiento ético y una responsabilidad social corporativa aportaría confianza a los inversores, manteniendo así el alto valor de la posición de la empresa en el mercado.
En el lugar de trabajo, RRHH juega un papel importante en la contratación de profesionales con buena ética desde el principio. Contar con una plantilla honesta y trabajadora con altos valores de integridad no sólo mejorará el negocio y la reputación de la empresa, sino que también elevará la moral general de los empleados. Una cultura ética sólida atraerá entonces, sin duda, a más talentos que compartan la misma ética y los mismos valores, reduciendo los costes de contratación y permitiendo a la empresa obtener una reserva de empleados con talento en su plantilla.
Entonces, ¿cuáles son las éticas de trabajo comunes y cómo son de valiosos estos comportamientos éticos para una organización?
1. Integridad
Una de las éticas laborales más importantes es la integridad. Por definición, la integridad es la «cualidad de ser honesto y tener fuertes principios morales, un código de conducta personal que va más allá del nivel de buena conducta y abarca el espíritu de buena conducta.» Los empleados con integridad suelen ser aquellos con los que se puede contar, los que tienen los más altos valores morales y los que se empeñan en hacer lo correcto en todo momento.
2. Honestidad
Ser un individuo honesto significa que no engaña a los demás dando información engañosa. Esto incluye la forma de conducta veraz que suele ser sin la intención de mentir, engañar o cualquier forma de falsificación. Los clientes suelen tratar sólo con una empresa o un proveedor de servicios en los que confían. En un lugar de trabajo, un empleado honesto es aquel en el que se puede confiar para que siga dando lo mejor de sí en su trabajo en beneficio de la empresa.
3. Disciplina
A veces, un empleado puede tener talento en su línea de trabajo, pero le falta el compromiso y la dedicación para completar las tareas encomendadas. Se requiere un cierto nivel de disciplina no sólo para completar las tareas en un plazo determinado, sino también para ejecutarlas bien, en lugar de hacer sólo lo mínimo en el último minuto. Los empleados disciplinados son extremadamente importantes, ya que garantizan que todas las tareas y proyectos se entreguen y ejecuten a tiempo.
4. Equidad y respeto
Lograr un lugar de trabajo éticamente sólido implica la cooperación de todos los empleados, desde los que toman las decisiones o los líderes hasta los empleados de nivel básico. Independientemente del nivel en el que te encuentres, debes asegurarte de que todas tus acciones sean justas y equitativas, especialmente si se te confía un puesto de liderazgo. Esto garantizará una cultura de trabajo positiva en su organización. Recuerde siempre que cada uno de sus empleados merece ser tratado con respeto y dignidad, independientemente de quién sea o del puesto que ocupe.
5. Responsable y rendir cuentas
Si un empleado tiene un fuerte sentido de la responsabilidad, sin duda se presentará a trabajar a tiempo y completará las tareas encomendadas con el mejor esfuerzo que pueda ofrecer. Sin embargo, habrá un momento en el que un empleado pueda cometer un error, por lo que es importante que también sea capaz de reconocer estos errores, ser responsable de ellos y aceptar las consecuencias. En determinados casos, un directivo ético asumirá la responsabilidad de su personal o de sus colegas por razones que no son de interés propio, sino por el bienestar de todas las partes implicadas.
Lo que puede parecer algo que se dejaba de lado en generaciones anteriores, ahora juega un papel importante para que una empresa tenga éxito. Además, la falta de ética en los negocios puede empañar fácilmente su reputación, dado el fácil acceso a las plataformas de los medios sociales, donde la reputación de su empresa está siendo fácilmente monitoreada y expuesta a problemas en todo momento. En última instancia, mantener una cultura ética sólida dentro de su organización es clave para crear confianza entre su personal y preservar la credibilidad de su empresa.