Nombre del barco: RMS Titanic
- Pasajeros y tripulación: 2.207
- Hundido: 14 de abril de 1912, colisionó con un iceberg
- Tiempo de hundimiento: 2 horas, 40 minutos
- Muertes: 1.517
- Tasa de supervivencia: 31,3%
Nombre del barco: RMS Lusitania
- Pasajeros y tripulación: 1.949
- Hundido: 7 de mayo de 1915, torpedeado por un submarino alemán
- Tiempo de hundimiento: 18 minutos
- Muertes: 1.198
- Tasa de supervivencia: 38,5%
Los trágicos viajes del RMS Titanic y del RMS Lusitania han brindado a un grupo de economistas la oportunidad de comparar el comportamiento de las personas en condiciones extremas. (Su artículo aparece en PNAS.) A pesar de las diferentes razones del hundimiento, las historias de los dos barcos presentan algunas similitudes notables: Ambos barcos llevaban una composición similar de pasajeros y no pudieron acomodar a todos a bordo en los botes salvavidas. (En el caso del Titanic simplemente no había suficientes botes para todos. En el Lusitania, el barco se escoró a estribor tras ser alcanzado por el torpedo y la tripulación no pudo lanzar todos los botes salvavidas). Ambos capitanes ordenaron que las mujeres y los niños tuvieran prioridad en los botes. Y ambos barcos tuvieron una tasa de supervivencia similar.
Sin embargo, la composición de los supervivientes fue muy diferente. En el Titanic, las mujeres de entre 16 y 35 años (en edad fértil) tenían más probabilidades de sobrevivir que otros grupos de edad, al igual que los niños y las personas con hijos. En el Lusitania, tanto las mujeres como los hombres de entre 16 y 35 años eran los que más probabilidades tenían de sobrevivir al siniestro. También hubo diferencias de clase. Los pasajeros de primera clase fueron los que mejor se comportaron en el Titanic, pero los peores -incluso peor que los de tercera- en el Lusitania.
¿Qué ocurrió? Los investigadores dicen que todo se reduce al tiempo.
Los pasajeros del Lusitania tenían menos de 20 minutos antes de que su barco se hundiera, y en una situación de vida o muerte como ésta, dicen los científicos sociales, «predominan las reacciones interesadas». No importaba lo que el capitán ordenara. El barco se hundía y la gente reaccionaba de forma egoísta y, en una situación así, era de esperar que las personas en la flor de la vida (de 16 a 35 años) fueran las más propensas a ganar un asiento en un bote salvavidas. Además, como había dificultades para botar esos botes, las personas de ese grupo de edad habrían tenido una ventaja adicional porque era más probable que tuvieran la fuerza y la agilidad necesarias para permanecer a bordo de un barco que se balanceaba o para volver a subir después de caer al agua.
El Titanic, sin embargo, se hundió con la suficiente lentitud como para que las normas sociales se mantuvieran. Los pasajeros en general mantuvieron la regla de «las mujeres y los niños primero», a pesar de que podrían haber superado fácilmente a la tripulación. Y los pasajeros de primera y segunda clase pueden haberse beneficiado del tiempo extra en el que pueden haber tenido información más temprana o mejor de la tripulación o haber tenido otras ventajas.