San Raimundo Nonato

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(En español SAN RAMÓN).

Nacido en 1200 o 1204 en Portello en la Diócesis de Urgel en Cataluña; murió en Cardona, el 31 de agosto de 1240. Su fiesta se celebra el 31 de agosto. Se le representa con el hábito de su orden rodeado de esclavos rescatados, con un candado en los labios. Fue sacado del vientre de su madre tras su muerte, de ahí su nombre. De familia noble pero pobre, mostró tempranamente rasgos de piedad y gran talento. Su padre le ordenó atender una granja, pero más tarde le dio permiso para tomar el hábito con los mercedarios en Barcelona, de la mano del fundador, San Pedro Nolasco. Raimundo hizo tales progresos en la vida religiosa que pronto fue considerado digno de suceder a su maestro en el oficio de rescatador. Fue enviado a Argel y liberó a muchos cautivos. Cuando el dinero fallaba, se entregaba como rehén. Fue celoso en la enseñanza de la religión cristiana e hizo muchos conversos, lo que amargó a las autoridades mahometanas. Raimundo fue sometido a toda clase de indignidades y crueldades, se le hizo correr el guante y finalmente fue condenado a ser empalado. La esperanza de obtener una mayor suma de dinero como rescate hizo que el gobernador conmutara la sentencia por la prisión. Para evitar que predicara por Cristo, sus labios fueron perforados con un hierro candente y cerrados con un candado. Tras su llegada a España, en 1239, fue nombrado cardenal por Gregorio IX. Al año siguiente fue llamado a Roma por el Papa, pero sólo llegó hasta Cardona, a unas seis millas de Barcelona, donde murió. Su cuerpo fue llevado a la capilla de San Nicolás, cerca de su antigua finca. En 1657, Alejandro VII incluyó su nombre en el martirologio romano. Lo invocan las parturientas y las personas falsamente acusadas. El apéndice del ritual romano da una fórmula para la bendición del agua, en su honor, para ser usada por los enfermos, y otra de velas.