De la misma manera, no se puede salirse de madre y empezar a actuar de forma petulante cuando todo lo que su cliente o jefe está tratando de hacer es asegurar el valor de su inversión. Cuando tratamos de entender cómo va a funcionar un contrato, podemos caer rápidamente en la confusión y eso puede llevar a la ira. Pero si nos mantenemos firmes y continuamos con la conversación y la negociación, a pesar de que se esté calentando, es posible obtener beneficios reales». Una vez que se ha sobrevivido a un momento de enfado como éste, es mucho más fácil trabajar en futuras negociaciones sin que el enfado aumente y se vuelva destructivo.

5. Defiende tu posición sin ser un capullo
Cuando se trata de relaciones personales no hay forma más rápida de perder un desacuerdo, posiblemente de forma permanente, que desatar tu ira, aunque sea perfectamente normal sentirla. La pregunta es: ¿cómo mantener tu posición sin que la tensión se convierta en un estallido de ira? Parte de la respuesta consiste en hacer propia la ira: «Por mucho que la pareja o el hijo hayan hecho algo que provoque tu ira, depende de ti encontrar la manera de reconocer que la ira es tuya, y encontrar la forma de afrontarla de la manera más constructiva posible».’

Usa la lista de control de Ingham para evitar los gritos inútiles y los enfados infantiles:
– ‘Cuenta hasta 10 mientras respiras profundamente.’
– ‘Mantén un poco la mente en la que puedas considerar y pensar tus reacciones – a menudo podemos empezar a proyectar ideas en cosas que no son tan malas como pensamos.’
– ‘Mantén la calma y no empieces a gritar.’
– ‘No interrumpas, deja que la otra parte exponga su punto de vista.’
– ‘Evita las expresiones faciales provocativas o denigrantes.
– ‘No te vayas a menos que las cosas empiecen a parecer inseguras, en cuyo caso puede que necesites alejarte para dejar que las cosas se calmen.’

6. Detecta las señales de que te estás sobrecalentando
Si luchamos regularmente con sentimientos de ira, entonces puede que necesitemos considerar si las formas de pensar del pasado nos están afectando. Si reprimimos constantemente nuestra ira, ésta puede estallar de repente. Es posible que hayas crecido en una familia en la que se reprimían los sentimientos y se desalentaba cualquier expresión de los mismos. Es probable que esto signifique que tu desarrollo emocional se haya quedado atrás respecto a otras facetas de ti’, dice Ingham.

Si este es el caso, no hay que avergonzarse de pedir ayuda. Si sabes que estás reprimiendo la ira, si sientes que quiere salir de ti en momentos inapropiados, entonces deberías hablarlo con un terapeuta y aprender a involucrarte y trabajar en ello de forma constructiva antes de que te sorprenda’.

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