La historia de la princesa Kaiulani es un reflejo de su futuro reino. Es una historia sombría de promesas incumplidas, sueños frustrados y una vida truncada. Y al final, nos deja a todos preguntándonos sobre «lo que podría haber sido».
Nacida el 16 de octubre de 1875, durante el reinado de Kalakaua, Victoria Kaiulani Kalaninuiahilapalapa Kawekiui Lunalilo recibió el nombre de la reina Victoria de Inglaterra, amiga de la realeza hawaiana desde hacía mucho tiempo. Su madre era la princesa Miriam Likelike, hermana de Kalakaua. Su padre era el escocés Archibald Cleghorn, que fue gobernador de Oahu.
Al nacer, Kaiulani recibió una finca en Waikiki de la princesa Ruth Keelikolani, la última superviviente de los Kamehameha. Llamada Ainahau, la finca estaba cerca del océano y rodeada de árboles y flores. Los pavos reales se pavoneaban entre los estanques y los senderos. De niña, Kaiulani pasaba muchas horas montando en su poni blanco.
Cuando tenía 13 años, la princesa conoció al poeta Robert Louis Stevenson, que se había mudado a la residencia de al lado. Los dos se hicieron amigos rápidamente, y el famoso escritor hipnotizó a Kaiulani con intrigantes historias mientras se sentaban en el jardín.
Poco después, Kaiulani fue enviada a Inglaterra para ampliar su educación. Durante su ausencia, la monarquía hawaiana pasó por momentos difíciles, como la inesperada muerte del rey Kalakaua en 1891. Su hermana, Liliuokalani, ascendió al trono como reina de Hawai. Entre sus primeros actos estuvo nombrar a Kaiulani como su heredera.
Kaiulani quería volver a casa, pero la reina no lo permitió. Así que la princesa esperó su momento en Inglaterra, asistiendo a bailes reales, eventos teatrales y otras funciones sociales. Alta, delgada y hermosa, Kaiulani cautivó los corazones de todos los que la conocieron.
Por desgracia, cuando la princesa regresó a las islas en 1897, su tierra natal ya era un lugar muy diferente. Liliuokalani se había visto obligada a abdicar de su trono cuatro años antes, y la monarquía ya no existía. En su lugar, Hawái estaba a punto de ser nombrada república por el presidente estadounidense William McKinley.
«Debo haber nacido bajo una estrella de mala suerte», dijo Kaiulani, «ya que parece que tengo mi vida planeada de tal manera que no puedo alterarla». Meses después, mientras montaba a caballo en la Gran Isla, la sorprendió una tormenta y cayó enferma. El resfriado se prolongó durante meses. Finalmente, el 6 de marzo de 1899, Kaiulani murió de neumonía. Sólo tenía 23 años.