Querido adolescente:
Mi hijo acaba de cumplir 16 años. Hace un mes, no le gustó que le quitara el móvil por faltar al trabajo. Se enfureció y me dijo que no me respetaba, que nunca lo había hecho. Perdí la calma y le dije que hiciera un par de maletas y averiguara si las cosas estarían mejor en casa de su padre. Cree que esto significa que le he echado.
Su padre y yo tenemos una mala relación. Me insulta delante de mi hijo. Mi ex suegra tampoco ayuda. Le dice a mi hijo que no me importa, publica cosas negativas sobre mí en las redes sociales … ya te haces una idea. ¿Algún consejo sobre cómo reparar nuestra relación? Me preocupa tanto que mi hijo adolescente me odie y que los últimos 16 años no hayan significado nada. He estado llorando hasta quedarme dormida casi todas las noches.
EXPERT | Deborah Gilboa, M.D.
¡Esos 16 años no están perdidos! Ese tiempo formará al hombre en el que se convertirá tu hijo, y nada podrá robarle esa influencia ni tu amor.
Sin embargo, te escucho que ahora no parece creer en ello. Y que hay gente que intenta hacerle cambiar de opinión sobre quién eres y qué quieres ser para él. La mejor respuesta es hacer lo que puedas para mantener tu voz y tu verdad delante de él. He aquí algunos pasos hacia ese fin.
Reconstruir una relación con su hijo
Prepare un plan.
¿Está dispuesta a tenerlo de nuevo en su casa? Si es así, ¿necesita establecer algunas reglas y límites claros? Si no es así, ¿quieres pasar tiempo con él de forma regular?
No dejes que se diga que ya no le quieres.
Contéstale. Llámalo. Mándale un mensaje en las redes sociales. Escríbele una carta y llévasela al colegio. Si está en un equipo, ve a sus partidos. Acude a las reuniones de padres y profesores. Haz lo que sea necesario para seguir siendo una persona constante en su vida que le quiere.
Esfuérzate por hacer planes con él.
Invítalo a tomar un café, o invítalo a cenar. Ofrécete a llevarle comida a un parque para pasar un rato. Cuando estéis juntos, hazle preguntas sobre cómo y qué está haciendo y escucha sus respuestas sin decirle lo que tiene que hacer. Luego, puedes hacerle saber que sí lo quieres en casa (si es que lo quieres) o que sí piensas formar parte de su vida y pregúntale cómo le gustaría que fuera.
No intentes discutir con él sobre lo que le dicen su padre o su abuela.
Los adolescentes son observadores y confían más en sus propias opiniones que en las de un adulto. Centra tu atención en ti y en él: verá que quieres lo mejor para él. Atacar a los demás adultos de su vida no ayuda, ni es necesario.
Sigue diciéndole a tu hijo lo que admiras en él y por qué es importante para ti. Al igual que en los últimos quince años de crianza, esos mensajes marcarán la diferencia.