La actriz Amy Adams, de 34 años, ha aparecido en 25 películas y ha recibido dos nominaciones a los premios de la Academia, la más reciente por su papel de joven monja en Duda, de 2008. En Noche en el museo: La batalla del Smithsonian, interpreta a Amelia Earhart. Adams habló con Beth Py-Lieberman del Smithsonian.
¿Se ve a sí misma en Amelia Earhart?
Creo que la mayoría de las mujeres lo hacen. Hay una sensación de diversión y de aventura que ella representa: una mujer que triunfa en un mundo de hombres.
¿Qué le pareció la exposición de Earhart?
Hicimos nuestro rodaje en el Museo del Aire y del Espacio por la noche, lo que me permitió tener una experiencia íntima con la exposición. Cuando ves lo pequeño que era su avión, entiendes realmente su fortaleza. Y cuanto más investigaba sobre ella, más me gustaba. Cuando la gente le preguntaba: «¿Por qué vuela?», ella respondía: «Por diversión». Creo que eso es algo que se pierde cuando se aprende por primera vez sobre Amelia. Era su espíritu más que nada lo que intentábamos capturar.
¿Se destaca alguna otra exposición?
La que más me sorprendió fue la máscara de yeso de Abraham Lincoln. Probablemente fue una de mis favoritas porque sólo he visto a Lincoln en fotos y pude imaginarme el aspecto que debía tener en aquella época. Me conmovió mucho.
Usted dijo una vez: «Encuentro que cada película que hago se convierte en una experiencia profundamente personal, y mi propia vida comienza a manifestar estas extrañas realidades». ¿Hay algo raro que contar después de terminar esta película?
No necesariamente extraño, pero Amelia es mucho más escurridiza que cualquier otra persona que haya interpretado antes, mucho más segura de sí misma. Eso se manifestó definitivamente, en términos de decir lo que pienso, lanzándome de cabeza a las situaciones y tirando la precaución al viento.
¿Cuál fue tu momento favorito del rodaje?
Me encantó cuando, en una escena, Ben Stiller y yo estábamos en el Lincoln Memorial de noche y no había nadie más. Pudimos contemplar Washington mientras había luna llena. Fue una noche preciosa.
Hasta ahora no se había rodado ninguna película importante dentro del Smithsonian. Qué le parece estar en la primera?
Creo que es increíble. En esta época, en la que los niños pueden acceder a Internet, a veces se les priva del impacto -y la inspiración- que supone ver algo en persona. Cuando me enteré de que íbamos a rodar en el Smithsonian, esperaba que los niños se animaran a ir a ver esas exposiciones por sí mismos y a aprender sobre historia y arte.
En la película, los artefactos y las figuras históricas cobran vida. ¿Hay algo de magia en un museo real?
Oh, sí. La belleza de los museos es que cuando estás en ellos y te tomas el tiempo de mirar realmente los objetos expuestos, cobran vida en tu imaginación. Esa es la magia.