Discusión
El uso de los anestésicos modernos parece ser seguro, aunque se debe tener un máximo cuidado a la hora de aplicar un anestésico apropiado, además de que se debe utilizar una técnica adecuada. Esto implica también la administración de una dosis mínima pero eficaz para un determinado tratamiento dental. Cuando se aplica un anestésico local, ya sea por infiltración o por bloqueo, es de suma importancia realizar la aspiración (1). De este modo, se puede evitar la actividad sistémica. Simultáneamente, se aumenta la actividad local. Es un hecho conocido que el bloqueo del nervio alveolar superior posterior y el bloqueo del nervio alveolar inferior se acompañan de una mayor incidencia de aspiración positiva (4). Además, con la aspiración positiva podemos esperar en gran medida que se administre un anestésico local por vía intravascular. Sin embargo, una dosis de aspiración negativa no significa necesariamente que el anestésico local no se haya inyectado en el vaso sanguíneo. La formación de hematomas como complicación de la anestesia local es el resultado de una laceración venosa o arterial. En los casos de rotura traumática de una arteria, aparece un hematoma de forma instantánea, lo que supone una situación embarazosa tanto para el paciente como para el dentista. Una presión intraarterial elevada provoca el derrame de sangre en los tejidos blandos circundantes. El tamaño del hematoma depende de la densidad y la compacidad del tejido afectado, mientras que la propagación del hematoma termina en el momento en que las presiones del tejido y la presión del vaso se igualan. Cuando se trata de la rotura de una vena, el hematoma no se produce necesariamente. En el caso presentado se puede decir con gran certeza que se trató de una laceración arterial. Desde el punto de vista anatómico, se podría especular que se rompió una rama del labio superior o una rama distal de la arteria infraorbitaria o una parte proximal de la arteria angular. En casos similares, no debemos eliminar por completo un hemangioma como etiología subyacente. Esta última fue excluida tanto por el examen clínico como por el análisis de imágenes panorámicas después de que el hematoma cediera. Por lo tanto, concluimos que no era necesario realizar exámenes radiológicos adicionales como la tomografía computarizada y la angiografía. Además, también se excluyó la hemofilia como causa subyacente y no se envió a la paciente a realizar más pruebas de laboratorio. En definitiva, lo más importante es reconocer los síntomas y signos y comenzar el tratamiento sin demora. El tratamiento incluye la compresión de la zona afectada con bolsas de hielo y la terapia antibiótica (5). De este modo, se previene un mayor avance del hematoma y su infección. De la documentación médica disponible se desprende que el paciente no recibió un tratamiento adecuado. En la fase inicial se pensó que se produjo alguna reacción alérgica local. Más tarde, se recomendó una terapia de masaje con una crema de heparina sin prescripción de antibióticos en los primeros 5 días. En esa fase estaba claro que ya se había producido la infección. Afortunadamente, al final se llevó a cabo un tratamiento adecuado pero tardío y la situación se resolvió.