Información clínica
El CD20 es una proteína que se expresa en la superficie de los linfocitos B, comenzando en la fase de células pre-B y también en los linfocitos B maduros de la médula ósea y de la periferia. El CD20 no se expresa en las células madre hematopoyéticas, en las células pro-B ni en las células plasmáticas normales.(1) Los plasmoblastos y las células plasmáticas estimuladas pueden expresar el CD20.(2) El CD20 suele coexpresarse en las células B con el CD19, otro marcador de diferenciación de las células B. El CD20 parece desempeñar un papel en el desarrollo de las células B, la diferenciación, la señalización del receptor de células B (BCR) y los eventos de iniciación del ciclo celular.(3) El CD20 no se desprende de la superficie de las células B y no se internaliza al unirse con el anticuerpo anti-CD20, ni suele estar presente como antígeno libre soluble en la circulación.(3) Ciertas inmunodeficiencias humorales primarias, como la agammaglobulinemia ligada a X y la agammaglobulinemia autosómica recesiva, se caracterizan por una ausencia completa o una reducción profunda de células B periféricas, que expresan tanto CD20 como CD19 (otro marcador de diferenciación de células B).
Se ha demostrado que las mutaciones en el gen CD19 están asociadas a una inmunodeficiencia humoral primaria, a veces clasificada como inmunodeficiencia común variable (IDCV).(4) Este defecto representa menos del 1% al 2% de los pacientes con IDCV y parece heredarse como un defecto autosómico recesivo.(4) Dado que estos pacientes tienen un número normal de linfocitos B con ausencia de expresión de CD19 en la superficie celular (4), el CD20 puede utilizarse como marcador para ayudar a identificar a estos pacientes.
Una situación contrastada es la de los pacientes que reciben rituximab, ofatumumab y otros anticuerpos monoclonales anti-CD20 que se utilizan para tratar ciertos cánceres, enfermedades autoinmunes o para la depleción de linfocitos B con el fin de prevenir el rechazo humoral en los trasplantes renales de compatibilidad cruzada positiva. Estos agentes bloquean los sitios de unión de CD20 disponibles y, por lo tanto, el anticuerpo utilizado para este ensayo de citometría de flujo no puede reconocer la molécula CD20 en las células B. El uso concomitante del marcador CD19 proporciona información sobre el grado de agotamiento de las células B cuando se utiliza esta estrategia de tratamiento concreta.
Se sabe que los recuentos absolutos de los subconjuntos de linfocitos se ven influidos por una serie de factores biológicos, como las hormonas, el entorno y la temperatura. Los estudios sobre la variación diurna (circadiana) de los recuentos de linfocitos han demostrado un aumento progresivo del recuento de células T CD4 a lo largo del día, mientras que las células T CD8 y las células B CD19+ aumentan entre las 8:30 de la mañana y el mediodía, sin cambios entre el mediodía y la tarde. Por otro lado, los recuentos de células asesinas naturales son constantes a lo largo del día.(5) Se ha demostrado que las variaciones circadianas en los recuentos de células T circulantes se correlacionan negativamente con la concentración de cortisol en plasma.(6-8) De hecho, las concentraciones de cortisol y catecolamina controlan la distribución y, por tanto, el número de células T CD4 y CD8 activas frente a las efectoras.(6) En general, se acepta que los recuentos de células T CD4 son más bajos por la mañana que por la tarde (9), y durante el verano en comparación con el invierno.(10) Estos datos, por lo tanto, indican que el momento y la coherencia en el momento de la extracción de sangre son fundamentales cuando se realiza un seguimiento en serie de los pacientes para los subconjuntos de linfocitos.