- En 1916, cuatro personas -incluido un niño de 10 años- murieron en ataques de tiburón a lo largo de la costa de Nueva Jersey.
- Esta serie de ataques inspiró «Tiburón» de Steven Spielberg décadas después. En la taquillera película, un temible tiburón blanco aterroriza a los ciudadanos de Amity Island.
- Pero según un experto en tiburones, sólo ha habido dos incidentes en la historia registrada en los que un solo tiburón haya atacado a varias personas.
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El gran tiburón blanco de la película «Tiburón», que pierde un juego de gato y ratón oceánico después de comerse a varias personas, es un monstruo legendario de Hollywood.
La criatura infernal no salió únicamente de la imaginación del escritor Peter Benchley y del director Steven Spielberg: Se basó en parte en un tiburón que mató a cuatro personas a lo largo de la costa de Nueva Jersey en 1916.
La racha de ataques que inspiró parcialmente «Tiburón» culminó en la ciudad de Matawan, donde un niño de 10 años murió el 12 de julio de 1916, mientras nadaba en un arroyo interior a más de 16 kilómetros de la bahía oceánica más cercana.
Sin embargo, el escenario de la película de 1975 y los sucesos de la vida real que la inspiraron son muy inusuales, según George Burgess, antiguo director del Programa de Investigación de Tiburones de Florida.
«Las poblaciones de animales, al igual que los humanos, a veces tienen individuos trastornados», dijo Burgess a Business Insider.
De hecho, los ataques de 1916 fueron sólo una de las dos veces en la historia registrada en que un solo tiburón perpetuó múltiples ataques a humanos, dijo Burgess. Normalmente, los tiburones evitan a los humanos, y los raros casos en los que estos depredadores mordisquean a un nadador suelen ser atropellos.
‘Feroces tiburones devoradores de hombres’
El 1 de julio de 1916, Charles Vansant fue mutilado en el agua frente a un hotel en Beach Haven, Nueva Jersey. Murió a consecuencia de sus heridas. Menos de una semana después, Charles Bruder pereció en Spring Lake, a sólo 50 millas de la costa de Jersey. Su cuerpo sin piernas fue sacado del agua.
Entonces Lester Stilwell, de 10 años, fue mordido y arrastrado bajo el agua mientras jugaba con sus amigos en Matawan Creek. Un lugareño de 24 años, Watson Stanley Fisher, se apresuró a entrar en el arroyo para buscar el cuerpo de Stilwell, pero él también fue mutilado por el tiburón y finalmente murió.
Ese mismo día, a sólo una milla río abajo, Joseph Dunn, de 14 años, también fue mordido. Sobrevivió al ataque.
Estas terceras y cuartas muertes pusieron el problema de los tiburones de Nueva Jersey en el punto de mira nacional y marcaron un punto de inflexión en la psique colectiva de Estados Unidos, según Burgess: los tiburones ya no eran sólo animales marinos interesantes, sino que podían ser asesinos.
El presidente Woodrow Wilson asignó ayuda federal para «ahuyentar a todos los feroces tiburones devoradores de hombres que han estado haciendo presa de los bañistas», informó el Philadelphia Inquirer el 14 de julio de 1916.
El Philadelphia Evening Ledger dijo el 15 de julio que «la amenaza de los tiburones se discutió formalmente el día anterior en una reunión del Gabinete en Washington». El periódico informaba de que se enviaría un barco para cooperar con la Guardia Costera y se instituiría una «guerra activa contra los tiburones».
Mientras tanto, los pescadores de Nueva Jersey, los miembros de la Guardia Costera y los habitantes de la ciudad lanzaban cartuchos de dinamita en el arroyo Matawan y utilizaban redes de alambre para intentar capturar al animal agresor.
Los pescadores locales acabaron capturando a varios sospechosos de ser tiburones, entre ellos una hembra de 215 libras y 9,5 pies de largo con 12 crías en su vientre.
Finalmente, el neoyorquino Michael Schleisser capturó y mató a un tiburón blanco de 8 pies y 325 libras a pocas millas de donde fueron atacados Stilwell y Fisher. La criatura tenía 15 libras de restos humanos en su estómago.
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No se produjeron más incidentes después de la captura de Schleisser, dijo Burgess, por lo que la mayoría de los expertos en tiburones están de acuerdo en que fue efectivamente el autor. Algunos científicos, sin embargo, sostienen que un tiburón toro podría haber sido el responsable, ya que esos tiburones prefieren los hábitats de agua salobre como Matawan Creek más que los grandes blancos.
Independientemente de la especie, los ataques de 1916 fueron «una situación muy inusual que es poco probable que se repita», dijo Burgess.
«La mayoría de los tiburones no van a ser asesinos en serie de humanos», añadió.
Sólo se conoce otro caso de ataques múltiples de un mismo tiburón
Burgess dijo que en los cerca de 50 años que lleva estudiando a los tiburones, sólo conoce otro incidente que implicara una serie de mordeduras de un solo animal. En 2010, el gobierno egipcio solicitó la ayuda de Burgess tras una serie de ataques a turistas cerca del centro turístico de Sharm el-Sheikh, en el Mar Rojo.
Cuatro personas fueron atacadas a lo largo de la costa el 1 de diciembre, y tres de los nadadores perdieron parte de sus extremidades. Cuatro días después, un tiburón arrancó de un mordisco el brazo de una mujer alemana que practicaba snorkel en la zona, y murió.
Usando pruebas fotográficas, los científicos pudieron determinar que el mismo tiburón punta blanca oceánico realizó todos los ataques, dijo Burgess. El tiburón en cuestión había seguido a un barco procedente de Nueva Zelanda que transportaba ovejas. Durante el trayecto, el barco arrojaba al agua los desechos del ganado, así como las ovejas que morían durante el viaje, por lo que el tiburón recibía comida gratis. Una vez que las comidas fáciles se agotaron, dijo Burgess, el animal «tuvo que encontrar comida en un lugar extraño».
Una costa repleta de turistas nadando puede haber sido la zona más prometedora para buscar.
Pero a los tiburones no les gusta comer humanos
En el tráiler de Universal Studios de «Tiburón», así es como el narrador describe al gran tiburón blanco: «Vive para matar. Una máquina de comer sin sentido. Ataca y devora cualquier cosa. Es como si Dios hubiera creado al diablo y le hubiera dado mandíbulas».
Pero eso está muy lejos de la verdad, según Burgess.
«Los tiburones no persiguen a los humanos como presa habitual», dijo, y añadió que los animales prefieren cazar peces y focas familiares.
Imagínese, dijo Burgess, a alguien «poniéndole delante un plato extraño para comer frente a su plato favorito y que usted elija cuál quiere». Esa es la elección a la que se enfrentan los tiburones con los humanos.
Pero sigue siendo bueno ser consciente de los riesgos inherentes a nadar en aguas que compartimos con los tiburones, añadió.
«El océano es una zona salvaje, no una piscina de patio trasero», dijo Burgess. «Incluye animales como los tiburones, las rayas con aguijón y las medusas que pueden hacernos daño, y de vez en cuando lo hacen».