1796-1802Editar

La guerra fue perjudicial para España y para los ingresos de la Corona española, ya que el bloqueo británico redujo mucho la cantidad de riqueza que llegaba de las colonias. Sin embargo, la principal flota española, bajo el mando de José de Córdoba y Ramos, contaba con 27 naves de línea y planeaba enlazar con la francesa y proteger las caletas de mercancías valiosas. La flota británica del Mediterráneo contaba con 15 buques de línea, muy superada por las amenazas franco-españolas, lo que obligó a retirarse de Córcega y Elba en 1797. Sin embargo, la Armada española se mostró incapaz de coordinarse con sus aliados republicanos franceses, y fue duramente derrotada en la batalla del Cabo de San Vicente. Esto dejó a España en una posición de desventaja en el mar durante el resto de la guerra, aunque rechazó dos asaltos británicos a Cádiz y Tenerife y una posterior expedición británica a Ferrol.

1804-1808Editar

El Tratado de Amiens de 1802 establecía una tregua temporal en las hostilidades, que se rompió en 1804 cuando, por sorpresa y sin declaración de guerra, los buques británicos atacaron una escuadra de fragatas españolas que transportaba lingotes de oro y plata a Cádiz. La fragata española Nuestra Señora de las Mercedes estalló y las demás fueron capturadas por los británicos.

Los franceses planearon una invasión de Gran Bretaña en el año siguiente; la flota española iba a ser una parte integral en la asistencia a esta invasión. En la batalla de Trafalgar, en 1805, una flota combinada franco-española, que intentaba unir fuerzas con las flotas francesas en el norte para la invasión, fue atacada por una flota británica y perdió en un enfrentamiento decisivo. La victoria británica puso fin a la amenaza inmediata de una invasión de Gran Bretaña por parte de Napoleón. También sacudió seriamente la determinación del impopular gobierno español dirigido por Godoy, que empezó a dudar de la utilidad de su incierta alianza con Napoleón. Mientras tanto, una campaña británica (1806-1807) para conquistar la estratégicamente importante región del Río de la Plata en la Sudamérica española fracasó.

Godoy se retiró del Sistema Continental que Napoleón había ideado para combatir a Gran Bretaña, sólo para unirse a él de nuevo en 1807, después de que Napoleón hubiera derrotado a los prusianos. Sin embargo, Napoleón había perdido su confianza en Godoy y en el rey español Carlos IV. En España también crecía el apoyo al hijo del rey, Fernando, que se oponía al ampliamente despreciado Godoy. Fernando, sin embargo, estaba a favor de una alianza con Gran Bretaña, y Napoleón siempre había dudado de la fiabilidad de la realeza borbónica.

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