Lo decimos todo el tiempo. Lo escuchas todo el tiempo. Pero, ¿lo hace siempre?

Tyler Floyd

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16 de mayo, 2020 – 2 min read

Es mayo de 2020 y acabamos de ver cómo un virus se lleva las temporadas de distrito, los playoffs y los campeonatos estatales. Hemos visto a atletas ponerse el uniforme por última vez sin siquiera saberlo. Hemos visto cómo la promesa y el potencial se convierten en tristeza y pérdida. Hemos visto a jóvenes sacrificar su sangre, sudor y lágrimas por temporadas que nunca se desarrollaron.

Tanto trabajo duro.

¿Dónde está la recompensa?

Foto de jesse orrico en Unsplash

A pesar de nuestros mejores esfuerzos por creer que sí, en el fondo todos entendemos que hay muchas cosas que no podemos controlar directamente en nuestras vidas. Más aún, nuestras mejores intenciones no pueden hacer que algo exista para otra persona. Como entrenador, puedo guiar los aportes de mis atletas, pero al igual que ellos, no puedo controlar los resultados.

Hay muchos equipos que trabajan duro y que no alcanzaron sus metas. Hay muchos atletas que trabajan duro y que han visto truncadas sus temporadas y carreras por las lesiones. Hay mucha gente trabajadora que invirtió todo lo que tenía en cosas que no funcionaron.

Entonces, ¿qué significa eso?

Significa que el trabajo duro no garantiza el éxito. Es una dura realidad. Una que muchos de vosotros estáis viviendo ahora mismo cuando deberíais estar terminando las temporadas y jugando los playoffs. Ojalá no fuera así, pero es así. Sin embargo, el hecho de que el trabajo duro no garantice el éxito no significa que el éxito llegue sin trabajo duro.

El trabajo duro da sus frutos.

El problema es que no siempre sabemos cómo. No siempre sabemos cuándo. No siempre sabemos dónde o por qué o cómo va a ser. Pero con el trabajo duro viene el crecimiento; en más formas de las que puedes ver en el momento.

Como mínimo, trabajar duro te hace más trabajador. Parece sencillo, pero a veces nos lo perdemos porque no siempre vemos el valor que existe en el trabajo duro. Aunque el crecimiento en esta área nunca te llevará a un lugar donde todo sea perfecto, te prometo que te acercará.

Esto es lo que he aprendido en la vida: ganar partidos es un trabajo duro. Sacar buenas notas es un trabajo duro. Un ascenso laboral es un trabajo duro. El liderazgo es un trabajo duro. El matrimonio es un trabajo duro. La crianza de los hijos es un trabajo duro. El crecimiento espiritual es un trabajo duro. La vida… es un trabajo duro.

Así que ponte a trabajar.

No porque el trabajo duro garantice el éxito, sino porque el éxito exige trabajo duro.

Puede que no siempre sea como querías. Puede que no siempre sea cuando lo planeaste. Puede que no siempre sea como esperabas. Pero, siempre será.

El trabajo duro da sus frutos.

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