El rey Sejong es ampliamente reconocido como uno de los coreanos más influyentes y grandes de la historia. La prueba está incluso en su nombre 세종대왕 – ¡traducido literalmente como Gran Rey Sejong! Su logro más famoso es la invención del Hangul (한글, la escritura moderna de Corea). Esto por sí solo habría hecho que el rey Sejong fuera más que digno de su nombre, pero su legado es mucho más que esto.
El rey Sejong vivió entre 1397 y 1450, y fue el cuarto rey de la dinastía Joseon, que reinó desde 1418 hasta su muerte. Sus 32 años en el trono provocaron algunos de los cambios más importantes en la historia de Corea.
El inventor del Hangul (한글)
El rey Sejong es más conocido por haber inventado personalmente el Hangul, la escritura coreana. La escritura se completó en 1443 y se publicó unos años después, en 1446. La imagen de arriba es un extracto del Hunmin Jeongeum (훈민정음, los sonidos propios para instruir al pueblo). Esto acompañó el anuncio de este nuevo alfabeto, explicando la filosofía detrás de la escritura.
Antes de la introducción del Hangul, Corea utilizaba principalmente Hanja (한자, caracteres chinos) junto con una torpe combinación de varios sistemas de escritura fonética desarrollados a lo largo de los años. Estos sistemas no se combinaban bien. Esto significaba que la alfabetización básica sólo estaba al alcance de quienes tenían acceso a una educación superior, como los nobles y los eruditos. La invención por parte del rey Sejong de un alfabeto sencillo de 28 letras (4 de las cuales han quedado obsoletas desde entonces) permitió que personas de todas las edades y clases aprendieran a leer y escribir en coreano en cuestión de días.
Muchos miembros de la élite coreana se opusieron inicialmente a la introducción del hangul. Los funcionarios de la corte y los eruditos de la época temían que el hangul disminuyera el valor del coreano. Sin embargo, el rey Sejong creía firmemente que este nuevo sistema de escritura beneficiaba a todo el pueblo coreano. Como resultado, los índices literarios se dispararon hasta ser de los más altos del mundo en muy poco tiempo. Hoy en día, Corea sigue estando a la cabeza de las clasificaciones mundiales de alfabetización gracias al hangul.
El hangul es reconocido en todo el mundo por su ingenio y sus muchas características redentoras. Además de tener su propia fiesta en Corea el 9 de octubre de cada año, la UNESCO incluso honra este gran logro con el «premio literario Rey Sejong».
El legado del Rey Sejong
El Rey Sejong fue un gran humanitario y pensador de la época. Ayudó al progreso de la sociedad coreana en todo tipo de aspectos y siempre fue amable y benévolo con sus súbditos. Era muy conocido en épocas de problemas, como inundaciones o sequías, por proporcionar refugio y centros de ayuda a los afectados.
Su forma de pensar se basaba mucho en la filosofía neoconfuciana. La justicia y la rectitud entre el soberano y el súbdito son muy importantes para esta filosofía. El neoconfucianismo rechazaba muchas de las culturas y supersticiones más espirituales de la época. La educación y el pensamiento más racional eran el foco.
La influencia del rey Sejong provocó grandes saltos en la literatura, la ciencia y la agricultura. Uno de los primeros actos del rey Sejong como rey fue crear un instituto en los terrenos de palacio conocido como Jiphyeonjeon (집현전, la sala de jade). Este instituto se encargaba de realizar y hacer avanzar los estudios y la investigación en Corea. Muchas de las mentes más brillantes del país acudían allí para trabajar en diversos proyectos. Durante esta época también estableció subvenciones y becas del gobierno para animar a los jóvenes eruditos en sus estudios.
La influencia del rey Sejong se extiende a lo largo y ancho. Llegó a escribir su propio manual del agricultor, llamado Nongsa Jikseol (농사직설, Palabras directas sobre la agricultura). Este libro contenía todo tipo de información útil sobre las diversas técnicas agrícolas adoptadas en la época, como el cultivo intensivo.
Se puede ver la estatua del rey Sejong frente a Gyeongbokgung (경복궁) – Un Palacio de la Historia en Seúl. Esta posición prominente simboliza su gran importancia para el pueblo coreano. Los coreanos consideran al Gran Rey Sejong como una de las figuras más, si no la más significativa, de la historia de Corea. Hasta hoy, la gente considera que su legado y sus logros forman parte de la Edad de Oro de Corea.