Se cree que el putamen (y el cuerpo estriado en su conjunto) actúa como un área de entrada crítica para los ganglios basales. En otras palabras, para llevar a cabo sus funciones relacionadas con el movimiento, los ganglios basales necesitan recibir información de la corteza cerebral sobre los movimientos que se quieren realizar. Gran parte de esta información viaja primero al putamen o al caudado a través de una vía llamada vía corticoestriada.

La mayoría de las neuronas del putamen contienen el neurotransmisor GABA y se extienden fuera del putamen a otras regiones de los ganglios basales, concretamente el globo pálido y la sustancia negra. Estas neuronas que salen del putamen crean vías que se cree que están implicadas en la facilitación o la inhibición de los movimientos (dependiendo de la vía). Las investigaciones sugieren que las neuronas del putamen se activan antes y durante el movimiento, especialmente el de las extremidades y el torso. Se cree que el disparo de estas neuronas del putamen contribuye no sólo a la iniciación de un movimiento, sino también a la decisión de realizar un movimiento y a la selección de un movimiento a realizar.

Durante años, se consideró que el putamen estaba dedicado principalmente al movimiento. Sin embargo, investigaciones más recientes han comenzado a señalar un papel más amplio para el putamen. Por ejemplo, ahora se cree que el putamen también está implicado en el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la emoción.

La disfunción del putamen podría ser un factor en una serie de trastornos, pero está fuertemente relacionada con problemas de la función motora. La enfermedad de Huntington (EH), por ejemplo, que se caracteriza por movimientos involuntarios rápidos y espasmódicos, está asociada a la degeneración y muerte de neuronas en el caudado y el putamen. Estas neuronas pueden estar implicadas en la inhibición de movimientos no deseados, y su degeneración en la EH puede hacer que el movimiento involuntario sea más difícil de suprimir.

La neurodegeneración en los ganglios basales es también el signo patológico distintivo de la enfermedad de Parkinson (EP), una enfermedad que provoca movimientos lentos y dificultosos junto con temblores (entre otros síntomas). En la EP, la neurodegeneración se produce principalmente en la sustancia negra, pero otras zonas de los ganglios basales -como el putamen- también se ven afectadas. Además, se cree que las anomalías en la función de la dopamina en el putamen contribuyen a los problemas de movimiento que experimentan los pacientes con EP.

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