Sé que tu corazón se romperá al leerla, pero no puedo irme sin decir adiós. No hace falta decir que escribir esta carta me rompió el corazón. No fue fácil. Espero que lo entiendas. No puedo decirlo en persona. Las despedidas son amargas.
Siempre recordaré la primera vez que nos vimos, la primera vez que mis labios tocaron los tuyos, la primera vez que me rodeaste con tus brazos y apoyaste tu cabeza en mi hombro. Tu sonrisa y tu forma de mirarme siempre permanecerán en mis recuerdos. Hay tantos recuerdos hermosos, pero el hecho es que los recuerdos no son suficientes para unirnos por el resto de nuestras vidas. La imagen de tu encantadora sonrisa sigue parpadeando delante de mis ojos, aunque sé que las cosas nunca serán iguales pero siempre, quiero decir siempre, te querré. Sigo anhelando tu amor.
Hace sólo unos días que vi tu cara por última vez. No importa por cuántos meses más no podré verte, aún así tus recuerdos y mi amor por ti nunca se desvanecerán. Lo dejo todo al destino. Estoy seguro de que sigues pensando en mí, y yo también en ti. A través de los días pasados me vi obligado a darme cuenta de la amarga verdad de que no podemos estar juntos. No dudaré en decir que aún me aferro a nuestro amor.
He aprendido mucho de ti. Me has enseñado lo que es el amor y lo que se siente al ser amado. La vez que me picoteaste y nuestros labios se tocaron tan suavemente, pude sentirlo. Tuve una sensación mágica. Mi cuerpo estaba en paz. Me sentí tan viva. Me sentí la única chica del mundo. Me sentí como una princesa, no, no, Miss Mundo. No, no, la reina del mundo. También lo sentí cuando nuestros corazones se acercaron tanto que latían como uno solo.
Siempre apreciaré los recuerdos que tengo de nosotros juntos. Los días pasados contigo fueron los mejores de mi vida. Espero que encuentres la fuerza para superar este dolor y seguir adelante en la vida, hasta que vuelva a tus brazos. Me llevo conmigo nuestros recuerdos de unión. Siempre permanecerás en mi corazón. Espero volver a verte. Adiós querida.
Tu amada.