Cómo hacer un salteado como si tu vida dependiera de ello
El salteado es la respuesta a la pregunta más importante del mundo: ¿Qué demonios hago para cenar un martes por la noche? Saber hacer salteados en casa te salvará cuando estés cansado y no se te ocurra gastar más que el mínimo de energía en la cena. Es rápido, fácil y muy personalizable, por lo que debes conocer la fórmula para hacer uno perfecto cada vez.
Así es como lo hacemos. Prepara un poco de arroz blanco -o engaña y coge un poco del sitio de comida para llevar a la vuelta de la esquina- porque esto se prepara mucho más rápido de lo que crees, y querrás una cama de este material esponjoso para absorber todos esos deliciosos jugos del salteado. Vamos a ello.
Corta tu proteína
Los trozos pequeños de carne son la clave cuando se trata de un salteado. Cuanto más fina sea la carne, más rápido se cocinará, y como sabemos, un salteado es cuestión de velocidad. Corta tus proteínas -piensa en un solomillo, una paleta de cerdo o unos muslos de pollo- lo más fino posible. Los mariscos también son una buena opción: las gambas y las vieiras son deliciosas, pero pueden dejarse enteras porque son muy delicadas.
Cubra los trozos con las cosas buenas
Una vez que tenga esos bonitos y finos trozos de bistec, cerdo o pollo, debe cubrirlos con la trifecta del salteado: salsa de soja, maicena y aceite neutro. La soja sazona la carne. La fécula de maíz -que puede parecer una adición extraña, pero es completamente crucial- favorece que la carne se dore más rápidamente, y también ayudará a espesar la salsa más tarde. Y el aceite mantiene todo bien lubricado. Mezcla la carne en rodajas para que quede uniformemente cubierta y resérvala.