El lunes por la noche la revista Interview publicó su nueva portada en Instagram: una imagen hiperurbana de la cantante Selena Gomez con la lengua fuera, vestida con botas negras, leggings y un top de Balenciaga X-Rated. En la cabeza la cantante lucía un peinado de trenzas con bordes de pelo de bebé. La hispana Gómez también aparecía con una tez más oscura de lo normal. «Ya no deja que la gente controle su narrativa», escribió la revista en el pie de foto. Y sin embargo, el estilo de la imagen de portada parecía mostrar a la cantante apropiándose de otra cultura por completo. «Esto es blackfishing y’all wake up», rezaba un comentario bajo la imagen de portada, mientras que la web Pop Crave tuiteaba la pregunta: «¿Por qué Selena Gómez intenta ser negra?» – mostrando imágenes de la sesión de fotos de Interview.
Desde el rapero Bhad Bhabie, que apareció en Instagram la semana pasada profundamente bronceado y con una peluca negra, hasta el estilismo de Ariana Grande en su vídeo 7 Rings (había llevado «la cultura como disfraz», según el Atlantic), el «blackfishing» se ha convertido en un tropo cultural demasiado familiar. El término se acuñó para reflejar la percepción de que uno mejora cosméticamente su apariencia mediante el maquillaje y los peinados para parecer que tiene herencia negra. «Se trata de escoger y elegir rasgos y características comunes de los negros en beneficio propio», explica Johanna Yaovi, fundadora de The Curl Talk Project, «mientras seguimos enfrentándonos a la discriminación en el día a día».
«Como mujeres negras, luchamos constantemente por una representación y una diversidad claras y auténticas y luego tenemos que enfrentarnos a individuos que hacen blackfishing, individuos que, por tanto, tendrán un aspecto lo suficientemente ambiguo como para que las marcas los utilicen como emblemas de la diversidad».
El mes pasado Kim Kardashian, una figura a la que algunos comentaristas han acusado de normalizar el blackfishing, fue señalada por llevar trenzas en la semana de la moda de París y los usuarios de Twitter le preguntaron: «¿Puedes dejar de apropiarte de la cultura negra, por favor?». En diciembre, Kardashian recibió críticas por su aparición en la portada de la revista 7Hollywood, en la que lucía una peluca y un vestido similares a los de Diana Ross y una tez más oscura. Karen Attiah, editora de opiniones globales del Washington Post, tuiteó: «No lo veo complicado. Su proximidad y apropiación de la negritud ha hecho que ella (y su familia) cobren. Con creces». (Kim y Khloé Kardashian tienen un patrimonio neto combinado de 400 millones de dólares, mientras que su hermana menor Kylie Jenner ha sido nombrada por Forbes la multimillonaria más joven del mundo). «Es la obsesión de Estados Unidos con la negritud, y la cultura negra – sin la gente negra», añadió.
En noviembre, la actriz de Love Island, Molly Mae Hague, fue cuestionada tras usar una base de maquillaje que era muchos tonos más oscura que su tono de piel natural. Muchos usuarios de Twitter consideraron preocupante que convirtiera su piel en un tono más oscuro que el natural, comparándola con Rachel Dolezal.
«Sí cuestiono la motivación que hay detrás del uso excesivo de bronceadores por parte de algunas personas», dice la periodista Wanna Thompson. «¿Creo que todas las personas que se broncean quieren ser negras? No especialmente, pero sí me pregunto sobre la necesidad de parecer varios tonos más oscuros. ¿A quién intentas emular?». A Thompson se le ocurrió el término «blackfishing» cuando vio una discusión sobre mujeres blancas que se disfrazaban de mujeres negras en Twitter. «Y me dije: ‘Tengo que concienciar sobre este problema creciente’.
«Siempre ha sido frecuente», dice Thompson. «Ya sea en la moda, la belleza o la música. Lo negro mola, a menos que seas realmente negro.»
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