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Las alcachofas a la romana son un plato tradicional romano. Más concretamente es una sabrosa guarnición, que suele servirse con carnes, especialmente con el cordero. En muchos restaurantes italianos las alcachofas a la romana se sirven incluso como aperitivo.
La variedad de alcachofas que se necesita para esta receta son las alcachofas romanas o mammole, que se distinguen de las demás por su forma más redonda y sus hojas no espinosas. En inglés se llaman globe artichokes. Luego está la menta (o mejor aún la mentuccia, un tipo de menta silvestre con un sabor que se asemeja a un cruce entre la menta y el orégano), el perejil y el diente de ajo para condimentar el interior.
La preparación de esta exquisita receta es bastante sencilla; las alcachofas a la romana se cocinan en una cacerola de acero inoxidable con los lados altos, cerca unos de otros, para que las hojas no se abran durante la cocción. Después de haber limpiado bien las hojas más duras, se sazonan con hierbas aromáticas, agrandando las hojas e introduciendo la menta, el perejil y el ajo picados. Por último, disponerlas en una olla boca abajo y cocerlas durante una media hora.
Es necesaria una cocción lenta para convertir estas flores de piel dura en un delicioso, suave y fragante acompañamiento.
Receta de alcachofas a la romana
Ingredientes
- 4 alcachofas romanas
- 5 g (o,17 oz) o 2 cucharadas de menta fresca picada
- 5 g (o,17 oz) o 2 cucharadas de perejil fresco picado
- 1 diente de ajo
- sal fina
- 12 cucharadas de aceite de oliva extra aceite de oliva virgen
- 1/2 taza de agua
- 1 limón
Direcciones
Paso 1) – En primer lugar, hacer la mezcla de hierbas y ajo que aromatizará las alcachofas a la romana. Para ello, pica finamente la menta y el perejil y colócalos en un bol aparte.
Paso 2) – A continuación, pica el ajo y añádelo a la menta y el perejil picados.
Paso 3) – Ahora añade una pizca de sal y 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra. Finalmente mezcla todos los ingredientes y luego deja la mezcla a un lado.
Paso 4) -Hecho esto, empieza a limpiar las alcachofas. Pero antes de nada, coge un limón y córtalo por la mitad. Luego llena un recipiente con un poco de agua fría y exprime una mitad. Con la mitad restante frota tus manos; así no se ennegrecerán durante la limpieza de las alcachofas (o puedes usar guantes de goma desechables). Ahora coge las alcachofas y empieza a quitar las hojas más externas y duras.
Paso 5) – Corta el tallo, dejando sólo un trozo pequeño, luego, con un cuchillo poco afilado, quita los restos de hojas duras de color verde oscuro que hay alrededor de la base y que son bastante leñosas.
Paso 6) – Corta la parte superior, unas 2″ de la alcachofa. Deje sólo las hojas amarillas. El «estrangulamiento» de la alcachofa es ese manojo de hojas amarillas y moradas sedosas que se ve en el centro.
Paso 7) -Debajo de esas hojas hay un lecho de filamentos de aspecto peludo. Hay que quitarlos por completo con un pequeño cuchillo afilado porque no son comestibles. Cuando las alcachofas estén listas, ponlas en el bol con agua y limón, para que no se oscurezcan y puedan mantener sus colores brillantes.
Paso 8) – Ahora coge los tallos y pélalos (cocidos están deliciosos), luego empieza a rellenar las alcachofas, extendiendo bien sus hojas, con la mezcla de hierbas y ajo.
Paso 9) – Una vez listas, coge una cacerola pequeña de bordes bastante altos y coloca las alcachofas boca abajo, muy juntas, para que no se abran durante la cocción. A continuación, añade los tallos.
Paso 10) -Ahora, añade 10 cucharadas de aceite de oliva virgen extra y medio vaso de agua.
Paso 11) -Cubre con una tapa y cocina durante unos 25 minutos. Cuando estén tiernas, coloca las alcachofas a la romana en un plato y sírvelas calientes.
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